“Las creencias en fuerzas sobrenaturales combinadas con determinas normas de conductas que son consecuencias de tal creencia, constituye la base de todas las religiones; las creencias sobrenaturales, las actitudes y la conducta relacionada con tales creencias es lo que constituye la religión”. (Hoebel, 1973)
Escrito por Jonathan De Oleo Ramos
En esta segunda entrega de cinco, que he dedicado desde la columna Kalunga, para compartir con los lectores la extraordinaria experiencia que viví en el 42 Festival del Caribe en Santiago de Cuba 2023. Vamos a compartir saberes sobre un tema que me apasiona como investigador y que sigue creando situaciones de rechazo y odio, por la falta de conocimiento y la no aceptación del mismo como una manifestación de nuestra cultura y herencia negra de la isla.

Un poco de historia de la comunidad haitiana en Cuba
Si estudiamos los diferentes grupos etnodemográficos esenciales que se han formados en Cuba como parte de los procesos migratorios devenidos de diversas partes del planeta durante cientos de años son, uno de ellos, son sin duda, los llamados franco-haitianos. Caracterizados por su resistencia cultural y perdurabilidad, con un reconocido sentido de pertenencia hacia sus valores, pero sobre todo con su amor, respeto y celos a sus elementos tradicionales e identitarios.
Leyendo sobre la historia de estas poblaciones desde diferentes obras de connotados autores nos damos cuenta que esta denominación etnográfica incluye las dos principales oleadas pertenecientes a las islas del Caribe de habla francesa, sobre todo las procedentes de Haití.
Santiago de Cuba fue una plaza importante para las migraciones en la primera mitad del siglo XX; pues un grupo considerable de inmigrantes de la región del Caribe, mayormente de Haití y Jamaica, se establecieron en diferentes poblados de esa provincia para formar parte de los miles de obreros asalariados que se necesitaban en los cortes de caña durante la zafra azucarera, y también en el cultivo y la recolección del café.
De acuerdo a datos suministrados por representantes de diferentes comunidades de descendientes de haitianos en Cuba, con los que compartimos muy de cerca en las actividades del Festival del Caribe, solo en Santiago de Cuba existe una comunidad de descendientes de haitianos que sobre pasa el millón y estos están insertados en todos los espacios de la provincia, lo que también ocurre en otras ciudades del país.
Para apoyarnos en las informaciones que estamos planteando, nos apoyamos como siempre en diferentes y trabajos publicados, este caso compartimos lo que plantea al respecto el destacado investigador Jesús Guanche, en su libro Componentes étnicos de la nación cubana, que nos ilustra haciendo referencia de alguna manera a dicho proceso:
“Los procesos inmigratorios desde el Caribe insular (excepto Bahamas) han sido constantes y crecientes desde el período colonial y han influido en el perfilamiento demográfico y cultural de determinadas regiones de Cuba, por la significación socioeconómica de la Mayor de las Antillas y su decisivo lugar desde el punto de vista poblacional y territorial en toda el área. En este sentido, tras la Revolución haitiana, y como una de sus consecuencias, se generó una corriente emigratoria hacia Cuba desde el último decenio del siglo XVIII hasta los primeros años del siglo XIX. Junto con los franceses que emigraban, se asentaron unos 30,000 haitianos, desde propietarios hasta esclavos, que ejercieron su mayor influencia en la parte más oriental de la Isla. Uno de estos aportes culturales lo constituyeron las sociedades de tumba francesa, el vudú y el gagá de gran significación en el ámbito religioso y músico-danzario”.
Pero no solo encontramos poblaciones de descendientes haitianos en Santiago, también están en otras provincias y el propio Guanche hace alusión a algunas consideraciones sobre condicionantes identificadas a partir de estadísticas censales, como estas:
“En el censo del 1899 ya el 57,98 % de esta inmigración se asentaba en las provincias de Camagüey y Oriente (entonces Puerto Príncipe y Santiago de Cuba, respectivamente), y la composición por sexo es mucho más equilibrada en relación con el censo referido anteriormente (51,24 % de hombres), aunque solo constituían el 0,18 % de toda la población de la Isla. La crisis y decadencia del sistema colonial español en América, la tenaz lucha del pueblo cubano por su independencia y la frustración de esta con la implantación de una república neocolonial dirigida desde los Estados Unidos de América condicionaron que la fuerte penetración de capitales norteamericanos en la industria azucarera viniera aparejada de la adquisición de fuerza de trabajo barata para el corte de caña y otras labores agrícolas, mediante la inmigración de miles de antillanos franco y anglohablantes fundamentalmente, lo que significó en esencia una peculiar resurrección de la trata negrera, en este caso intracaribeña, y una burla histórica a la abolición de la esclavitud realizada apenas dos décadas atrás, pero ahora en las condiciones del capitalismo monopolista transnacional”. Establece Guanche.
Rafael Lara González en el 2022, publicó en la revista cultural cubana la Jiribilla un trabajo que reconoce los aportes y el legado cultural haitiano en Cuba, estableciendo sobre el tema lo siguiente:
“Como olvidar cuando el legendario Joel James me contaba de la profundidad y distinción de las comunidades franco-haitianas, muy especialmente las que se encontraban en plena Sierra Maestra; sobre todo, los grupos tradicionales Pilón del Cauto, La Caridad y por supuesto la que nos ocupa en este homenaje: Gagá de Barrancas. Recuerdo muy bien la intensidad con la cual los admiraba; era una inigualable devoción y respeto hacia cada uno de sus cultores, que la hacían grande dentro del panorama cultural e identitario de la Isla. A través del Festival del Caribe tuve un privilegiado acercamiento a sus prácticas y sus portadores”.
Una puesta en valor del legado cultural afrohaitiano en Cuba
La comunidad de Barrancas fue uno de los tantos lugares preferidos como legítimo asentamiento por los inmigrantes llegados del Caribe insular, especialmente aquellos procedentes de Haití. Como era costumbre por parte de las comunidades de origen haitiano asentadas en la parte oriental de la Isla, luego de cada jornada de trabajo estos hombres se reunían para divertirse mediante cantos, toques y bailes; algunos de tipo laico, y otros, religiosos. Ellos trajeron consigo su gastronomía, creencias, las costumbres del culto a sus deidades y la celebración de la “bandé-rará” como genuina expresión de su cultura.
En contacto con los portadores durante esos días en Cuba, nos compartieron algunos de sus tesoros humanos vivos que el grupo portador Gagá Barrancas, surgió a partir de las primeras organizaciones culturales creadas por los inmigrantes haitianos.
En sus inicios, simplemente fue un grupo para festejar a la manera de las celebraciones devenidas de Haití. Estas reuniones tenían su momento cumbre y más esperado en la ya mencionada festividad del “bandé-rará”, donde acostumbraban visitar otros barrios de asentamientos haitianos de la zona, que también realizaban sus celebraciones. Los puntos de congregación eran las guardarrayas, bateyes, cuatro caminos y otros lugares, con un propósito común: cantar y bailar como expresión de los saberes y arraigos traídos desde el Caribe insular hasta estos días, donde sigue la tradición y se afianza en las comunidades.

Lara González en su trabajo publicado hace un recuento del primer grupo portador, planteando:
“En noviembre 1902, se crea el primer grupo que llevó el nombre de La Fleur, lo cual traducido al castellano significa flor. A través de su principal tradición en plena Semana Santa, se fueron nutriendo de las prácticas tradicionales de aquellos grupos de haitianos y sus descendientes que acudían al festín; así fueron creando un repertorio propio, generando bailes como “gagá” o “bandé-rará” (fiesta suprema), “vudú”, “ibó”, “congó”, “merengue”, obra a “papá guedé”, obra a “papá levá”, entre otros; los cuales son acompañados por el delicioso arte culinario de tradiciones haitianas. También tiene lugar la adoración de sus santos, sin faltar la populosa bebida del “ti-fei”. Sin duda, se genera una indescriptible atmósfera entre toques, pitos, cantos y bailes”.
Barranca y Chicharrones pueblos cimarrones que viven su identidad
El pueblo de Barrancas, pertenece al central Dos Ríos, en el municipio de Palma Soriano, provincia de Santiago de Cuba, donde vivió el principal promotor de la cultura haitiana, llamado Ti Gois.
El sábado 8 de julio, la principal actividad del festival del Caribe estuvo centrada en la comunidad Los Chicharrones, una zona de descendientes haitianos, donde cada mes de julio para esta fecha se realiza el encuentro de grupos de Gagás de diferentes zonas del país, a esta celebración le llaman el “Gran Gagá”. Para este año, más de 18 grupos de Gagá se reunieron para realizar el tradicional ritual de la “Quema del Diablo”, el baile en círculo ante el fuego y el recorrido por la comunidad de los grupos, una práctica que trae buenas energías, liberación, paz y abundancia a los creyentes de la religión Vudú en Cuba.

Ese día junto a una cantidad de investigadores presentes en el festival, nos trasladamos a Los Chicharrones y pasamos toda la mañana del sábado, tanto Carlos H. Corona del proyecto cultural @atabeymedia, como un servidor, disfrutando y aprendiendo de esta maravillosa ceremonia, haciendo trabajos etnográficos con los jefes de Gagá, mayores, creyentes, reinas bailadores, directivos y portadores, con la finalidad de sistematizar todo lo vivido y aprendido para compartir por este y otros medios desde donde incidimos. Con el propósito de poner en valor y hacer entender a muchos grupos radicales y anti negros del país que el Gagá es un patrimonio de los haitianos, sino de todos los caribeños y latinos, así como de todos los afrodescendientes del mundo.
Todo lo aprendido en esta gran experiencia, nos reafirma que debemos seguir estudiando, enseñando, preservando, defendiendo, poniendo en valor y visibilizando, por encima de cualquier radicalismo colonialista, racista o religioso, que en nombre de su Dios salen a reprimir y reprender llenos de odio cada año, los grupos de Gagá en República Dominicana.
Cuando hemos planteado por este mismo espacio y otros, que no solo en Haití y República Dominicana existen grupos de Gagá, nos han dicho que es falso o estamos inventando. Pero sí, hay Gagá en muchos lugares en el mundo, ya que es una herencia africana. Lo que ocurre es, que, en cada país, la práctica del Gagá tiene características diferentes de acuerdo a la historia, como ocurre en las diferentes ciudades de Cuba, que no se parece a lo que ocurre con el Rará haitiano y el Gagá Dominicano.
Son varios y agudos los estudios que han realizado académicos e intelectuales cubanos sobre el Gagá en Cuba, tal como lo hizo la antropóloga norteamericana June C. Rosenberg con su obra, que yo le llamo la biblia del Gagá: “El Gagá, Religión y Sociedad de un Culto Dominicano”. De hecho, se va a iniciar un proyecto de investigación sobre el tema y su trascendencia en el Caribe, del cual la Casa del Caribe nos ha invitado a participar.
Los Chicharrones sede del Gran Gagá y la Quema del Diablo
En la cima del barrio Chicarrones con el calor y el sol santiaguero, nos bañamos de identidad y cultura ancestral cimarrona, con los grupos Gagá: Mencongo y Vudú de Pilón de la ciudad de Pilón de Cauto; La Bel Kreyol y Cai Dijé de Camagüey; Lokosia; La Palmita; Palma Soriano; Misterios del Vudú, Renacer Haitiano de Ciego de Ávila; Piti Dansé de Las Tunas, a cargo de Ramón Hilmo Samdi y Martha Samdi, a quienes conocimos; La Caridad de Ramón; Abure Eye de Santiago de Cuba; Caidige; Famzetwal; Okay; La Gran Familia y Otchopkwan Irabo, compuestos por portadores y fieles defensores de las raíces y el legado afrocaribeño y afrohaitiano en la región que se reúnen cada año a cimarronear quemando el Diablo creando un Gran Gagá.
Ana Teresa Martínez, vicepresidenta de la Comunidad Haitiana en la provincia, nos expresó que en el territorio existen varios asentamientos poblacionales, ubicados en diferentes municipios, donde viven nativos y descendientes de la nación antillana. Agregó que cada batey tiene su grupo folclórico encargado de promover los cantos y bailes propios de su región y citó a los conjuntos Okay, Nagó, La Gran Familia y Famzetwal, además, dijo, están las celebraciones del Festival Eva Gaspar in Memoriam, las fiestas del 10 de octubre en el municipio de Venezuela y el proyecto Yambambo, en Morón.
Es importante destacar, que, en la ciudad de Ciego de Ávila, cuentan con una Cátedra Honorífica de Estudios Haitianos en Cuba, la cual funciona en la Universidad Máximo Gómez, y es la encargada de promover los estudios e investigaciones sobre esa cultura en la Isla.
El Gagá nos une como caribeños, por eso debemos preservarlo y defenderlo
Cuando hemos planteado por este mismo espacio, que no solo en Haití y República Dominicana existen grupos de Gagá, nos han dicho que es falso. Pero sí, hay Gagá en muchos lugares en el mundo, ya que es una herencia africana. Lo que ocurre es, que, en cada país, la práctica del Gagá tiene características diferentes de acuerdo a la historia, como ocurre en las diferentes ciudades de Cuba, que no se parece a lo que ocurre con el Rará haitiano y el Gagá Dominicano.
Nos vemos en la versión tres de esta serie, para seguir compartiendo saberes de mis vivencias del Festival del Caribe 2023.
Jonathan De Oleo Ramos, Dominicano, Docente Investigador en universidades de Republica Dominicana, Ecuador, Venezuela y México; Miembro de la Comisión de Historia del IPGH, sección Dominicana y la Red Latinoamericana de Investigadores (REDILAT); Máster en Estudios Avanzados en Antropología Social y Cultural; Postgrados en Políticas Culturales y Estudios Afrolatinoamericanos; Cientista y Antropólogo Social; Estudia Doctorado en Educación con Orientación a la Investigación, Docencia y Liderazgo en la Universidad Santander México. Escribe artículos de opinión y científicos vinculados a sus líneas de investigación, publicados en medios culturales y académicos, nacionales e internacionales.