Escrito por Orlando Verges Martínez (Director de la Casa del Caribe)
Con el surgimiento de los Festivales del Caribe primero, y luego a través de la institución que lo auspicia, la Casa del Caribe, se estimula una circulación cultural en el país en los años 80 del siglo xx pasado que se extendió a todo el país y por todo el Caribe.
En esa década, los bolsones de la cultura caribeña en Cuba y de las islas cercanas encontraron un escenario privilegiado en esta ciudad que, poseedora ya de las más conspicuas características del ser caribeño, abrió de manera natural sus puertas para un intercambio sin precedentes que dura hasta nuestros días. Se inicio así, en 1981, un intenso intercambio cultural entre Cuba y el Caribe insular y ribereño que vino a prefijar la vocación y el orgullo caribeño de santiagueras y santiagueros.
Poco se sabía entonces del Caribe en Cuba y no se tenía conciencia de las esencias y alcances de la caribeñidad de la cultura cubana. Los especialistas y líderes portadores de la recién creada Casa del Caribe, comenzaron a tener contacto con otras naciones del Caribe en una especie de descubrimiento que resultó deslumbrante en muchas ocasiones.
El llamado Caribe anglófono fue una de esas regiones que coyunturalmente se exploraron en los primeros Festivales. De aquellos contactos iniciáticos con la Guyana inglesa, Jamaica y más concretamente con Trinidad y Tobago, nación formada por dos islotes próximos a la costa norte de Venezuela, se supo que, a consecuencia de la explotación cuprífera, los obreros ligados a la extracción y procesamiento del petróleo y sus derivados, pasaban sus ratos de ocio y descanso en los barrios populares de las ciudades, compartiendo y produciendo un tipo especial de música, entonces alternativa, percutiendo sobre y con sus mismos instrumentos de trabajo.
Así se gestó el germen de las hoy conocidas Steel Band, percutiendo hierros contra hierros, usando los martillos y otros instrumentos propios de la minería, produciendo música golpeando rítmicamente las defensas o parachoques de los vehículos, y luego los bidones y barriles de láminas de acero en los que se envasaba el petróleo crudo y semirrefinado.
El ingenio caribeño, que tiene en la música su más relevante concreción, fue moldeando este artefacto hasta el punto de que, con el calor del fuego y golpes certeros, sacan notas musicales de la superficie de estos barriles. Todavía hoy sigue siendo un misterio bien resguardado la afinación de estos instrumentos.
Trinidad y Tobago legó de esta ingeniosa manera el primero y quizás el único instrumento musical creado en el siglo XX.
Para cuando la Casa del Caribe descubre este tipo de agrupación, ya existía una Steel Band en Cuba formada por obreros de la Fábrica Antillana de Acero en La Habana en 1983. Esta Steel Band estuvo en los primeros Festivales del Caribe y fue revelador su impacto en la población santiaguera.
Joel James, director fundador de la Casa del Caribe y de los Festivales percibe esta simpatía de los santiagueros y en complicidad con otro sensible investigador y promotor cultural del poblado de El Cobre, el historiador Julito Corbea, acuerdan crear aquí una Steel Band, aprovechando el contexto gremial minero de El Cobre, similar a las condiciones en las que se gestan las Steel Band en Trinidad y Tobago.
Así surge la Steel Band de El Cobre, que en sus momentos iniciales tuvo la asesoría de la Banda de Antillana de Acero y posteriormente la de dos expertos afinadores de la Bidco Invaders, una banda de la entonces República Cooperativa de Guyana.
El 18 de octubre de 1987 hizo su primera presentación esta Steel Band en la Casa de la Cultura de ese mítico poblado. Hoy sus integrantes conforman la segunda generación de aquella Steel Band que entonces emprendió un programa de presentaciones en Santiago y en el país con un sello distintivo. La Banda de Antillana de Acero se desintegró tempranamente, es muy probable que el contexto no le favoreciera. La nuestra, aun y sin asesoramientos posteriores y con barriles en estado precario, continuó con sus altas y bajas hasta que el maestro Hermes Ramírez, músico bajista formado en la legendaria orquesta santiaguera Chepín-Chovén, comienza a renovar su repertorio y a introducir arreglos y sonoridades actualizadas, evidenciando su capacidad innata como arreglista.
Ni los músicos de aquella primera generación, ni los que hoy apoyan al maestro Hermes saben leer música, siempre fueron músicos naturales o de oído, como dicen. Hoy día, las Steel Band de Trinidad y de otras islas del Caribe se han perfeccionado y sus integrantes estudian música, pero para cuando salieron estas agrupaciones del Caribe para Europa a principios del siglo pasado, fueron objeto de incredulidades y hasta de burlas. Cuentan que, durante una presentación en Moscú, algún ruso incrédulo desconectó el audio local del fluido eléctrico creyendo que esos instrumentos se alimentaban de algún aparato que reproducía música previamente grabada; como es de suponer, la Banda continuó como si nada con su concierto a oscuras.
La Casa del Caribe ha acompañado a esta agrupación siempre, a la que con orgullo reconoce como una de sus agrupaciones insignes, junto al Cabildo El Cimarrón y su líder Juan González Pérez (Madelaine) y al coro Voces del Milagro, ambas de ese poblado. Hoy la Steel Band pertenece a la Empresa provincial de la música y los espectáculos y han pasado al catálogo santiaguero de la música profesional, orgullo para nosotros que una agrupación que reconocemos e identificamos como portadora esté bien colocada en ese nivel.
Renovada en julio del 2000 gracias a la donación de nuevos instrumentos, la Steel Band de El Cobre avanza con una solidez increíble en el variado y diverso panorama de la música de Cuba y del Caribe.
Es plato fuerte de los Festivales del Caribe de Santiago de Cuba, de las Romerías de Mayo y de la Fiesta Iberoamericana de Holguín. Viajaron en dos oportunidades a Recife, Brasil, una de ellas a los carnavales más populares de ese país, donde interpretaron con éxito la música local, el Frevo, ritmo complejo jamás tocado por una agrupación de este tipo.
La Steel Band tiene dos fonogramas grabados y un video clip que acaba de estrenar y han tenido comparecencias televisivas en Cuba y en otros países. Han compartido escenario y han realizado proyectos conjuntos con la popular Orquesta la Bomba de Emeterio, de Olinda, también en Brasil, con la orquesta Original de Manzanillo, con Adalberto Álvarez y su son, con Pancho Amat y el cabildo del son, con el popular sonero Candido Fabré y su banda, con Pedrito Calvo, con William Vivanco y más recientemente con Ivet Cepeda.
Su repertorio es de más de setenta instrumentales abarcadores de la música cubana, caribeña y mundial. Entre las músicas más interpretadas y activas se encuentran:
1-Bésame mucho
2-Pan en la menor.
3-Calculadora.
4-Popurrí de Van Van.
5-El necio.
6-El negro está cocinando.
7-Marilú.
8-La celosa.
9-No woman no cry.
10-Bodas de oro.
11-Chica de Ipanema.
12-Una mamita.
13-Bacalao con pan.
14-El cafetal.
15-Son de Almendra.
16-Hotel California.
17-El Carnaval.
18-Fin de semana.
19-El platanal de Bartolo.
20-Patacón pisao
21-Mambo No. 5
22-Mi único danzón.
23-Ave María.