Por Dr.C. Ricardo Hodelín Tablada
Santiago de Cuba, 05 de julio de 2022
En octubre de 1967, uno de los más grandes líderes de la humanidad, el legendario Ernesto Che Guevara, moría vilmente asesinado en tierras bolivianas, en la Higuera; y ese mismo día, casi a la misma hora, en Cuba, en un humilde hogar de un pueblecito llamado «Las cañas», del entonces municipio Artemisa, nacía Eduardo Martínez Díaz. Eduardito creció rodeado por el amor de sus padres obreros que, un día, junto a sus dos hermanos varones, lo pusieron, con cariño, en el camino y le mostraron el río, los tomeguines que cantaban en los árboles y le regalaron un perro. Después, por sus buenas notas en la escuela, la familia lo premió con una bicicleta azul, que compartía con sus dos hermanos y sus amiguitos; en ella Eduardito recorría el barrio, contemplaba las flores de los jardines, los gallos, los caballos de elegante trote.
Así nació su amor por la naturaleza, por los animales. Por eso, no pudo resistir la tentación, y años después, en septiembre de 1985, escaló con asombro las escaleras de la emblemática Alma Mater para estudiar Biología. Cinco años más tarde, con el título de Licenciado en Biología, se convirtió en trabajador del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), aunque desde sus años de estudiante universitario en la Universidad de La Habana ya estaba vinculado con este centro de investigaciones. Más de veinte años en el CIGB lo hicieron crecer intelectualmente con la singularidad de que ha sabido llevar su producción científica conjuntamente con diferentes cargos administrativos. Entre estos: jefe de laboratorio, jefe de departamento, director de desarrollo tecnológico, vicedirector general del CIGB, director científico de BioCubaFarma, vicepresidente primero y, desde el 2017, presidente de la organización superior de dirección empresarial (OSDE) BioCubaFarma.
En el orden científico ha recibido múltiples cursos en Cuba y en el extranjero, entre ellos: Biología molecular, Biomembrana, Biocatálisis aplicada, Transferencia genética en mamíferos, Macromoléculas y estructuras moleculares, y Purificación de proteínas. Asimismo, ha obtenido los más altos títulos académicos y grados científicos: Doctor en Ciencias Biológicas, en el 2002, por la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de La Habana; Investigador Titular y Biotecnólogo de Primer nivel en el 2006. Científico multipremiado con 16 premios de la Academia de Ciencias de Cuba, 5 premios anuales de la Salud, 4 premios relevantes del Fórum de Ciencia y Técnica a nivel nacional; Premio Especial del Ministerio de Ciencia y Tecnología en el 2006, por su impacto social, al resultado «Vacuna tetravalente Trivac-HB®»; Premio Nacional de Innovación Tecnológica del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Ha obtenido 5 patentes y exhibe el registro de 12 productos terminados. Obtuvo la Orden Lázaro Peña de II grado en el 2008 y la Orden Carlos J. Finlay en el 2015.
Sus subordinados, que lo respetan y admiran, destacan, en el Dr.C. Eduardo, su justeza para decidir, en el intrincado laberinto de las investigaciones científicas, la verdadera autoría de los resultados, de manera que el amplio número de científicos participantes salga complacido. Asimismo, señalan que en sus métodos de dirección se nota la impronta de otro grande científico cubano, el Dr.C. Luis Herrera Martínez, su guía y mentor. Una veintena de publicaciones en revistas de alto impacto, colocadas en el grupo I, hacen del Dr.C. Eduardo referente obligado a nivel internacional en el campo de la biotecnología.
Elegido diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, por el municipio Playa, el 18 de abril de 2018, para la IX Legislatura, este científico cubano, ahora convertido en un empresario de nuevo tipo, tiene actualmente en sus manos las riendas de una Organización Superior de Dirección Empresarial, que está llamada a producir los medicamentos necesarios para los cubanos de hoy y de mañana. Por esta brillante trayectoria y por la maestría con que lideró a los científicos que trabajaron para producir las vacunas contra la COVID-19, la Casa del Caribe ha decidido reconocerlo.
La distinción se hace entregándole la Mpaka, Premio Internacional Casa del Caribe. Se trata de un tarro de buey, cargado litúrgicamente con elementos mágicos tomados de la Nganga. En buena medida, este objeto es también una representación de la Nganga, su significado crece al ser contenedor de síntesis del universo. Y quizás algunos se pregunten ¿qué es la Nganga? Pues, en las religiones de origen africano, la Nganga es un recipiente de hierro o de barro donde se colocan varios elementos de origen animal, mineral y vegetal; son depositados con un sentido social. Es también centro de culto de los paleros, equivalente al altar en otras prácticas occidentales; funciona como un centro de fuerzas con el que el palero interactúa para obtener los resultados de su práctica. Es, además, el objeto en que se deposita toda su experiencia, y es custodiado por fuerzas mágicas.
La Mpaka que, como expresé, contiene elementos de la Nganga, es síntesis de la humanidad, lo cual es esencial en el ser caribeño, y fue esto lo que motivó a los fundadores del Festival del Caribe a proponer la Mpaka como referencia del Premio Casa del Caribe. Esta distinción se prepara en ceremonia privada y se entrega en acto público. Creemos que, en su condición de biólogo y científico social, usted podrá entender el significado de contar con un amuleto hecho con elementos tomados de la naturaleza e incorporado a las posibles interpretaciones sociales.
José Martí, «ese misterio que siempre nos acompaña», como escribió el poeta José Lezama Lima, sentenció la siguiente interrogante: «¿Para qué, si no para poner paz entre los hombres, han de ser los adelantos de la ciencia?» Usted ha sabido, con magistral conducción, poner la ciencia al servicio del pueblo. Recibe con orgullo, el Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Doctor en Ciencias Eduardo Martínez Díaz, la Mpaka, Premio Internacional Casa del Caribe, como sentido homenaje a los científicos cubanos y a todo el personal de apoyo que enfrentó la COVID-19 y creó las vacunas cubanas contra este virus.
Le auguramos muchos éxitos a usted y a su colectivo de BioCubaFarma, y estamos seguros que seguirás trabajando con el empeño del Che en todas las tareas y con la sencillez de Eduardito, aquel niño artemiseño que amaba los tomeguines y prestaba su bicicleta azul, del mismo color que el Mar Caribe que baña a Santiago de Cuba, esta «ciudad de fuegos a la orilla del mar», para decirlo con palabras del poeta Jesús Cos Cause.