Escrito por Yunier Riquenes García
Juan Edilberto Sosa Torres es director del grupo de teatro La Caja Negra, dramaturgo y poeta. Actualmente dirige la Asociación Hermanos Saíz (AHS) en Santiago de Cuba. Juan Edilberto explica, vía correo electrónico, que Almas nuevas es el espacio de la Asociación Hermanos Saíz desde hace algunos años en tiempos de Festival del Caribe. “El encuentro busca reflejar en su programa, distintos segmentos que se especializan en los otros talleres, pero en nuestro caso son vistos desde la óptica de lo joven. Por supuesto que lo joven para nosotros, no solo representa una noción biológica, sino también un acontecer renovador”, según Juan.
“Tratamos que siga siendo un espacio de diálogo intergeneracional, interdisciplinario e intercultural como las esencias mismas del Festival del Caribe. Otro aspecto vital para nosotros es el intercambio con nuestros contemporáneos del área. Es necesario para un artista en formación, emergente o que ya se está asentando en el panorama artístico literario cubano, poder intercambiar con lo más notable desde lo estético, lo sensible o lo más auténtico (que no necesariamente es lo más vanguardista o contemporáneo)”, explica.
Narra Juan Edilberto que en esta edición se incluyen en el programa a muchos creadores cubanos radicados en distintas partes del mundo y a un número grande artistas latinos que han acompañado a la organización en los distintos eventos que se han desarrollado en los últimos tres años. Afirma que la idea siempre será involucrar a los miembros de la organización y algunos de los artistas implicados son santiagueros que estarán participando desde distintas modalidades, algunos lo harán desde el debate en los espacios diseñados para eso, otros desde su obra, y muchos desde la producción de materiales artísticos con y para la AHS. “Será sin dudas un espacio para revitalizar los 60 años del discurso Palabras a los intelectuales y la celebración de los 35 años de nuestra organización. Estas son motivaciones esenciales, pero a mí me gusta pensar que nuestro principal motivo es el Caribe, y creo que no soy el único”, dice.
“El Festival del Caribe muestra nuestras tradiciones desde una creación en ocasiones virgen/puras (pienso en los grupos portadores), lo cual se convierte en un discurso muy rico visto desde lo sociocultural/antropológico, a veces nos encontramos con grupos y proyectos que persiguen eso mismo en su hacer artístico y terminan dándonos un resultado fofo, sin vida, y son incapaces de entender que lo tradicional necesita ser una práctica viva, respirable que los moldes destruyen, y que nuestro sistema de tradiciones necesita de un elemento esencial que es la espontaneidad. Yo veo la grandeza del festival, en que es capaz de hacer converger expresiones que son netamente artísticas (cuyo valor principal es repensar el Caribe y sus consonancias), y a expresiones populares (las cuales poseen elementos de identidad que no necesitan el aval de la academia para existir)”.
“Poner a los jóvenes a reinterpretar su obra en ese contexto es una oportunidad única. La noción de lo caribeño ha transversalizados los códigos culturales de esta ciudad durante décadas, la cual también forma parte de la construcción cultural del país. Hay que luchar por que lo caribeño no se convierta en un arquetipo en el ideario de los jóvenes”.
“El festival debe seguir teniendo a lo inclusivo una herramienta indispensable. ¿Quién dice que lo que hoy es una pequeña acción ideo-estética o tradición familiar aparentemente sin ninguna trascendencia, dentro 100 años no será patrimonio? Por eso el taller Almas Nuevas es tan necesario, por qué nos permite buscar herramientas entre tanta confusión. ¿Qué es el Caribe para los Jóvenes? ¿Cómo se ven los noveles creadores en el Caribe? ¿Qué significa nuestras obras para ese público caribeño con el que necesitamos conectar? Yo creo que hay que seguir abriendo el Caribe, su permanecía en las nuevas generaciones depende de ello”.